EDUCACION PARA LA SALUD EN TERAPIA NATURAL: CELIAQUIA Y NIÑOS EN EL COLEGIO
La
enfermedad celíaca es una intolerancia permanente al gluten, una proteína
presente en varios tipos de cereales, y que produce tanto en los niños como
adultos una lesión de la mucosa intestinal, así como una inadecuada absorción
de los alimentos. Sus síntomas más frecuentes en los primeros cinco años de
vida: la pérdida de apetito del niño, diarreas, distensión abdominal o cambios
en su forma de ser, aunque es más que corriente que el niño padezca la enfermedad
sin mostrar síntoma alguno, haciendo el diagnóstico mucho más difícil.
Los
niños celíacos deben seguir una dieta basada en alimentos naturales carentes de
gluten, como carnes, pescados, frutas, verduras y legumbres, además de huevos,
lácteos y derivados. Un menú que en principio parece sencillo pero que excluye
todos los productos en cuya composición figuren trigo, cebada, centeno o avena,
y que puede complicar la vida del pequeño tanto en el comedor del 'cole' como a
la hora de atender a fiestas de cumpleaños, casas de amigos o campamentos de
verano.
Las
claves para integrar al niño celíaco en la rutina escolar:
- Informar
al niño, a los profesores y compañeros, así como a los reponsables de
cocina del colegio.
- La
información, incluso aunque el niño sea muy pequeño, facilita la
adaptación a la dieta, por lo que es importante responder todas sus dudas
de manera acorde a su edad, así como no esconder los alimentos, sino
enseñarle a distinguirlos y clasificarlos, inculcándole qué puede y qué no
puede comer.
- A la
hora de ponerse en contacto con los profesores, no está de más proporcionales,
junto a la lista de alimentos “prohibidos”, una selección de galletas o
golosinas que el pequeño pueda tomar en situaciones especiales, como premios,
cumpleaños o excursiones.
- Proporcionar
menús adecuados a los responsables del comedor del colegio -especialmente
si se trata de uno pequeño, sin servicio de catering-, así como
información precisa sobre la enfermedad, es el siguiente paso para
integrar al niño en la rutina del comedor escolar. No se trata de preparar
platos especiales sin gluten, como fritos y rebozados en harinas sin
gluten, sino en ofrecer alternativas como carnes y pescados a la plancha.
Si
el comedor es muy grande y no puede ofrecer garantías de ofrecer una dieta
adaptada a nuestros hijos, lo más conveniente es llevar la comida de casa.
Eso
sí: fundamental no hacer sentir al pequeño que es diferente, apartándolo del resto de
niños por temor a que pueda ingerir un alimento 'prohibido'. Es
esencial que, desde una edad temprana, los niños celíacos aprendan a comer de
manera social, desdramatizando la enfermedad, e integrando a sus compañeros en
sus diferencias y necesidades.
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