Ahora
sabemos que la hormona predominante en le hombre es la testosterona y en la
mujer es el estrógeno, debemos saber que otra hormona viene a formar parte del
entorno hormonal de la mujer y que participa directamente en cada una de las
menstruaciones de esta amén de ser muy importante a la hora de lograr la
concepción efectiva de un nuevo ser.
Esta
hormona es la progesterona y, al igual que el estrógeno, se forma en los
ovarios.
También
podemos decir que la progesterona predomina en el organismo de la mujer en la
segunda mitad de la menstruación, durante la llamada fase lútea y decrece
durante la primera mitad de la menstruación o fase folicular.
También
se ha visto que esta hormona puede sintetizarse en las glándulas adrenales y en
el hígado aunque en cantidades mucho menores. También se desarrollan durante la
pubertad y descienden luego de la menopausia haciendo necesario su reemplazo
del que hablaremos más adelante en el presente artículo.
La
principal función de la progesterona es actuar sobre los cambios que promueve
el estrógeno a nivel del endometrio.
Es
en ese momento que entra en juego la progesterona para ejercer los cambios
madurativos necesarios y preparando las paredes del endometrio para la
recepción e implantación del nuevo embrión y su adecuada fijación.
Por
otra parte, la progesterona también ejerce otro efecto, esta vez sobre las
mamas haciendo que estas también se engrosen preparándose así para una supuesta
y futura lactancia.
De
aquí se podría derivar un componente sexual ya que muchos hombres se ven
atraídos por los senos grandes.
En
efecto, es en esta misma fase de mayor acción de la progesterona en el cuerpo
de la mujer que se dan otros cambios como una mayor retención de líquidos sobre
todo en el área de los senos, las caderas y las piernas, dándole a la mujer ese
aspecto más lleno y redondeado que atrae al sexo opuesto.
Cuando
no se trata de una concepción y al finalizar el ciclo de la menstruación, con
el consiguiente descenso de los niveles de progesterona, el endometrio se cae
dando lugar al sangrado o regla de la mujer.
Esta
hormona también es responsable de algunos caracteres femeninos secundarios tal
cual lo es el estrógeno. Después de la menopausia, el nivel de la progesterona
baja junto con el nivel de estrógenos en al mujer.
El
reemplazo de progesterona suele seguir varios criterios y se utiliza en mujeres
menopáusicas así como en mujeres que han tenido menstruaciones normales y han
dejado de reglar sin estar en edad de menopausia.
También
se suele usar en conjunto con una terapia de reemplazo de estrógenos para
equilibrar el entorno y recrear el efecto que tienen ambos en el escenario de
una mujer en edad fértil.
Esta
hormona viene en forma de tabletas y por lo general se toma una vez al día
antes de acostarse.
La
programación siempre la hace un médico y por lo general se sigue el esquema
rotativo que sugiere diez a doce días seguidos de toma de la pastilla seguido
por 16 a
18 días en que ésta no se toma.
Se
vio que la progesterona tomada en forma oral no era bien absorbida por el organismo y por esta razón los científicos
desarrollaron las progestinas que son sustancias similares a la progesterona
pero de mucha mejor asimilación para la mujer. Las progestinas también pueden
absorberse a través de la piel por lo que se han desarrollado cremas que la
contienen.
Otra
forma de presentación es la progesterona micronizada que también se toma de
forma oral. Se dice que existe progesterona en algunos alimentos como la soya o
el ñame pero lo cierto es que los laboratorios sintetizan las progestinas
sintéticas a partir de estos alimentos antes de ofrecerlo al mercado.
En
cuanto a la progesterona en crema podemos decir que su uso tiene ciertos
límites ya que los estudios han demostrado que es útil sólo para reducir
algunos síntomas de la menopausia como los bochornos pero que no proporciona
los efectos necesarios para efectuar los cambios pertinentes en el útero en
presencia del estrógeno.
Otros
van más allá e indican que la progesterona en crema ni siquiera alcanzaría para
prevenir la pérdida del calcio de los huesos en la mujer.
Algunos
sugieren que la mujer que se reemplaza con estrógenos, debe hacer lo propio con
la progesterona para prevenir el cáncer de útero, sobre todo si se trata de
mujeres que no han sido sometidas a una operación de retiro del útero
(histerectomía). Sin embargo los estudios aún no son concluyentes en este
aspecto.
Por
otra parte se han realizado estudios recientes que indican que luego de la
menopausia la mujer aún sigue produciendo cantidades mínimas de estrógeno a
nivel adrenal.
Por
otra parte, esos mismos estudios indicaron que el principal problema de la
menopausia es la pérdida de sensibilidad hacia el estrógeno. A esto se sumó el
descubrimiento de que la progesterona –entre otras funciones- hace que las
células tengan mayor sensibilidad hacia el estrógeno. Se vio entonces que no
hacía falta que la mujer usara estrógenos sintéticos para el reemplazo hormonal
y que era suficiente con utilizar progestinas.
Gracias
a esto, la mujer puede ahora disfrutar de los beneficios de un reemplazo
hormonal sin los riesgos de cáncer que siempre conllevaba la inclusión de
estrógenos como en el cáncer de mama o el cáncer de útero.
Por
otra parte, la vigilancia médica del reemplazo debe ser minuciosa ya que se han
reportado algunos casos de efectos secundarios que acompañaron a la terapia de
reemplazo hormonal con progesterona como aumento de los niveles de LDL o
colesterol malo y la disminución de los niveles de HDL o colesterol bueno.
También
se han referido algunos casos de distensión abdominal, mareos y vómitos, dolor
de los senos, cambios de humor, dolores de cabeza, dolores en los músculos y
las articulaciones, irritabilidad, tos. Si estos síntomas persisten, la mujer
debe acudir al médico de inmediato.
En
cualquier caso se prefiere el reemplazo con progesterona natural antes que con
progestinas.