jueves, 4 de agosto de 2011


HIDRATACIÓN: LA CLAVE DE UN BRONCEADO SANO





El sol produce una intensa deshidratación de la piel. Por eso, tanto antes como después de la exposición resulta imprescindible rehidratar nuestra piel y devolverle la humedad perdida. Durante los meses de verano, limpieza, hidratación y el uso de protectores solares son las estrategias que nos permitirán lucir un bronceado saludable y duradero.

Aunque constituye una fuente esencial de energía en nuestras vidas, aumenta las defensas del organismo, mejora los síntomas de la depresión y estimula la producción de vitamina D lo cierto es que el sol puede pasar de ser aliado a enemigo si olvidamos tomarlo con precauciones.
El comienzo del periodo estival es una fecha importante para recordar que un bronceado duradero y sano conlleva la necesidad de seguir algunas recomendaciones.
El imperativo de hidratarnos convenientemente, máxime en los periodos en los que aumentamos nuestra exposición al sol, es uno de ellos. Si es aún joven no piense que este consejo es exclusivo para las personas mayores y recuerde que los errores cometidos a los 20 años se pagan a los 40.
La piel del rostro debe mantenerse permanente hidratada, con independencia de la edad.


PRELIMINARES: LA LIMPIEZA FACIAL

Para que nuestra piel absorba plenamente los componentes activos de las cremas y geles hidratantes, debe estar limpia. Sólo de este modo los principios que aportan los tratamientos de belleza alcanzan su mayor eficacia. Por eso la limpieza facial es el paso previo de cualquier tratamiento hidratante.
La piel del rostro es muy delicada y debe limpiarse al menos dos veces al día -por la mañana y por la noche- pero sin excedernos ya que una limpieza excesiva podría resecarla.
El proceso de limpieza apenas exige dedicarle unos minutos pero sus resultados resultan óptimos a largo plazo. Como regla general recuerde que la piel no debe estirarse bajo ningún concepto y que los movimientos de aplicación de los productos de higiene deben ser siempre hacia arriba y circulares, usando para ello las puntas de los dedos. De ese modo activaremos la microcirculación de la zona.
Los pasos básicos de una higiene facial correcta pasan por el uso de una leche limpiadora en el cuello y cara que servirá para retirar los restos de maquillaje y eliminar las impurezas. Si utiliza esponjas faciales evite las de material plástico y opte por las naturales o por cepillitos con cerdas suaves que ha de mantener limpios y en lugar seco.
El uso de tónico o astringente es aconsejable pero no indispensable. Su función tradicional ha consistido en limpiar los residuos de la leche limpiadora y ayudar a cerrar los poros pero en la actualidad los modernos tratamientos de limpieza aúnan estos efectos en un único producto.


EXFOLIACIÓN Y NUTRICIÓN

Tras eliminar la leche limpiadora, conviene aplicarse un producto exfoliador para activar la renovación celular. Con un cepillo de cerdas naturales exfoliaremos la piel en forma circular mediante un producto cosmético de efecto peeling, abarcando toda la superficie de cara y cuello; las esponjas marinas también son buenos exfoliantes. En cualquier caso, si su piel es demasiado seca o delicada no la exfolie todos los días ya que podría irritarla.
A continuación hidrate la piel con gel humectante para ayudar a que ésta retenga la humedad. Lo aplicará en cuello y rostro mediante un masaje que relaje los músculos faciales y facilite la penetración del producto. Es entonces el momento para aplicar la mascarilla adecuada a su tipo de piel, que deberá dejar reposar al menos 15 minutos y retirarla con una esponja facial humedecida.
Todas las pieles precisan mascarillas ya que éstas penetran a niveles de la dermis más profundos que no alcanzan los productos diarios. Y no sólo limpian la piel: las mascarillas también relajan y colaboran en la regeneración celular. El mercado las ofrece para todo tipo de pieles, naturales o químicas.
Finalmente, colocaremos en el rostro y el cuello la crema nutritiva mediante movimientos deslizantes para concluir con una crema con filtro solar incorporado que nos preserve de las radiaciones solares.


ANTES Y DESPUÉS DEL BAÑO

La piel resiste como puede las agresiones de la radiación ultravioleta, la sal, el cloro y otras sustancias químicas presentes en el agua de las piscinas. Sin embargo, si no colaboramos con ella tarde o temprano termina resecándose y la piel -sobre todo las más sensibles- pica, enrojece y se descama.
Unos pequeños cuidados, sin embargo, pueden evitarlo. Por ejemplo, antes de zambullirse en el agua úntese el cuerpo con una loción hidratante suave y de bajo contenido en grasa. Es importante que el fotoprotector sea resistente al agua y su uso resulta imprescindible en los niños. Aplíquelo generosamente y repita la aplicación con frecuencia, al menos cada dos horas.
Si asiste a piscinas en las que se prohíbe a los bañistas el uso de cremas a la hora de meterse en el agua, la recomendación más saludable consiste en tomar una ducha entre una y otra inmersión, y bañarse, por último, con agua fría y jabón neutro.
Ciertamente el agua del mar no es en sí tan perjudicial para la piel como la de la piscina. Sin embargo, la conjunción de los factores sal-arena-sol termina resultando fatal y puede, incluso, provocar alergias. Así que cada vez que salga del agua aplíquese protector solar abundantemente -como en el caso de la piscina- para evitar que la piel se reseque. Productos como el aloe vera o el extracto de manzanilla -presentes en muchas cremas- están especialmente concebidos para hidratar la dermis. Y no olvide tomar mucha agua -al menos litro y medio, especialmente si está expuesta al sol- tanto en su versión líquida como en forma de alimentos de alto contenido hídrico como frutas y verduras en abundancia.
De vuelta a casa, y para eliminar el protector y las impurezas, utilice una esponja vegetal y aplíquese un baño de agua fresca. Pero no exagere al frotar ya que la piel está especialmente sensible. Las personas a las que les salen granitos o cualquier otro síntoma de irritación tras la exposición solar pueden seguir el consejo de la dermatóloga Luciana Conrado que recomienda untar de talco todo el cuerpo antes de aplicarse la crema hidratante.


MANOS Y PIES: LAS ZONAS OLVIDADAS

Aunque siempre hacemos hincapié en la importancia de la hidratación facial, lo cierto es que la piel de las manos, los pies y los codos sufre también un maltrato constante y tiende a resecarse. El primer paso para recuperar su vitalidad perdida es humectarla para lo que debemos aplicar cremas hidratantes diariamente.
Además, al menos una vez al mes nuestras manos precisan un tratamiento especial que puede consistir en la aplicación de una mascarilla de crema suavizante de mantequilla, de fácil preparación casera. Las proporciones de la mezcla son las siguientes: media taza de mantequilla, media taza de agua tibia y una cucharada de aceite de almendras o de oliva, todo ello mezclado en un recipiente de cristal en el que sumergiremos las manos al menos 15 minutos.
Sumergir los pies en una infusión tibia de té de menta durante diez minutos proporciona una relajación casi inmediata. Para combatir durezas y sequedades, un método eficaz -si se practica con constancia- consiste en extender aceite de oliva con una brocha en la superficie de los pies y envolverlos después en una toalla humedecida y calentada en el microondas durante medio minuto. El calor acelera la absorción del aceite y favorece la hidratación celular.
Normalmente no reparamos en el aspecto de nuestros codos hasta que llega la temporada de usar manga corta. Sin embargo, la piel de los codos es muy delicada y sensible. Conviene reblandecerla con una ducha de agua templada y aplicar después un exfoliante para eliminar las células muertas. A continuación, una buena capa de crema hidratante facilitará la regeneración epidérmica.
Si desea potenciar el efecto de la hidratante, tras su aplicación pruebe -al menos una vez por semana- a envolver los codos en papel transparente de cocina. De este modo el producto se absorbe y penetra con mayor rapidez.



LLEVE EL MAR A SUS PIES

Ingredientes necesarios:

1.   -Un recipiente donde quepan ambos pies.
2.   -Una o dos tazas de arena limpia.
3.   -Varios puñados de piedras pequeñas y redondeadas así como granos de arroz.
4.   -Dos tazas de infusión de manzanilla.
5.   -Tres cucharadas de leche.
6.   -Cinco gotas de aceite esencial de lavanda.
7.   Coloque todos los ingredientes en el interior del recipiente.
8.   Al sumergir los pies, presiónelos contra las piedras y los granos de arroz y muévalos rotando los dedos. Mantenga el agua tibia y prolongue el baño unos 15 minutos. A continuación seque cuidadosamente los pies y aplique crema hidratante o aceite.


NO OLVIDE QUE...

1.   El agua puede actuar a modo de lupa e incrementar la fuerza de la radiación solar.
2.   A mayor tiempo de exposición solar es necesario utilizar un factor de protección cada vez más alto. Es una creencia errónea pensar que simplemente necesitamos aumentar la frecuencia de la aplicación.
3.   La aplicación del protector solar debe realizarse 40 minutos antes de que comience la exposición.
4.   La mejor forma de prevenir los daños solares es no exponerse al sol durante periodos prolongados y protegerse con ropa, gafas y sombrero. El uso de protectores e hidratantes es siempre una medida complementaria.


RITUALES DE JUVENTUD

Aunque sea imposible recuperar la lozanía de la juventud, diez sesiones de las siguientes terapias aportarán un gran cambio a nuestra imagen. La constancia y el uso de las modernas tecnologías nos permiten mejorar sin recurrir al bisturí. Consulte con su centro de belleza más próximo sobre las nuevas posibilidades de la estética:

1.   -Endermoterapia vibratoria: elimina adiposidades y reafirma los tejidos mediante vibraciones giratorias y de percusión con un aparato de diversos cabezales.
2.   -Tratamientos faciales: vapor, ozono, drenaje linfático, corriente galvánica, láser y lifting complementan los tratamientos clásicos de limpieza del cutis, exfoliación hidratación, reafirmación, antiacné y corrección de cicatrices.
3.   -Electroestimulación: mediante impulsos eléctricos se incrementa el funcionamiento del sistema circulatorio y el metabolismo.
4.   -Isotónica: tratamiento de tonificación y reeducación muscular.
5.   -Drenaje: estimula la circulación y la salida de impurezas.
6.   -Masajes y presoterapia: presiones firmes sobre los músculos con fines terapéuticos.

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