miércoles, 3 de agosto de 2011


HIGUERA

 



La higuera (Ficus carica L.) es un árbol típico de secano en los países mediterráneos. Su rusticidad y su fácil multiplicación hacen de la higuera un frutal muy apropiado para el cultivo extensivo.

Siempre ha sido considerado como árbol que no requiere cuidado alguno una vez plantado y arraigado, limitándose el hombre a recoger de él los frutos cuando maduran, unos para consumo en fresco y otros para conserva.

Las únicas higueras con cuidados culturales esmerados, en muchas comarcas, son las brevales, por el interés económico de su primera cosecha, la de brevas.

Las higueras pertenecen a la familia de las moráceas; son árboles o arbustos de madera blanda, de hojas grandes, verdes y brillantes por el haz y grises y ásperas por el envés.

Sus flores, unisexuadas, están distribuidas por la superficie interna de un receptáculo lobuloso abierto en un extremo (ojo); este receptáculo, tras la fecundación, se hincha y se vuelve carnoso, formando una masa rica en materias azucaradas: el conjunto es un fruto múltiple (sicono), la breva o el higo.

El denominado fruto de la higuera (infrutescencia) es blando, de gusto dulce, en cuyo interior, de color encarnado y blanco, se alojan lo que, aparentemente son semillas pequeñas, pero que en realidad son verdaderos frutos. Aparece cubierto exteriormente por una piel verdosa, negra o morada, según las diversas variedades.


Variedades de higo o breva:

Las higueras comúnmente cultivadas se clasifican en dos grupos, según den una o dos clases de frutos al año.

Higueras bíferas o reflorecientes, llamadas brevales, breberas o bacoreras, que dan frutos en junio-julio (brevas) y en agosto-septiembre-octubre (higos).

Higueras comunes, propiamente dichas, que sólo dan una cosecha (higos) en agosto-septiembre.

* Higueras breveras, brevales o bacoreras

Son las más apreciadas y las únicas cuyo cultivo se va extendiendo.

En estos árboles, algunos higos cada año no llegan a madurar en otoño y se conservan durante el invierno para hacerlo en el verano siguiente.

Las brevas tienen un alto valor comercial por su tamaño, superior al de los higos, su aspecto atractivo y por las fe­chas en que maduran, con fácil comercialización en fresco.

Estos frutos se forman sobre madera vieja, del año anterior, en donde pasan el invierno como pequeños botones, situándose dos, tres o cuatro por ramo, pudiendo llegar hasta siete.

Estas higueras dan una segunda cosecha, la de higos, a partir de agosto. Estos frutos se forman sobre la brotación del mismo año. Los higos son del mismo color que las brevas pero de tamaño más pequeño. De sabor más dulce pero con menor aroma. En el comercio en fresco tiene menor valor que las brevas.


Higueras comunes

Son las que dan sólo higos, normalmente desde agosto hasta finales de octubre. Entre las numerosas variedades existentes y cultivadas igual mente en el Sureste de España tenemos:

- Verdal

- Blanca

Las principales variedades de higueras cultivadas en España son:

Entre las brevales o breveras destacan:

- Colar (grande, piel negra)
- Goiña (cuello púrpura, resto piel negra, forma alargada)
- Ñoras (blanco-verdosas)

Entre las ordinarias:

- Blancas tempranas
- Melares
- Blanca de Maella
- Napolitana
- Verdal
- Burjasot
- Cuello de Dama
- Pellejo de Toro
- Fraga (esta última destinada a obtener higos pasas, procede de la comarca oscense del mismo nombre).


Clima y suelo:

La higuera tolera bien las altas y las bajas temperaturas vegetando con normalidad. Se encuentran higueras en coma o regiones muy variadas, de climas diversos.

Sin embargo cultivo comercial de la higuera requiere unas condiciones climáticas específicas. Los frutos de mayor valor en el mercado las brevas y éstas varían muchísimo de precio entre ser tempranas o tardías.

Por otra parte, la humedad excesiva y las lluvias frecuentes perjudican enormemente la calidad de los frutos. ello el cultivo de la higuera, principalmente la brevera, sólo reviste interés en zonas de clima benigno en invierno y caluroso en verano, con precipitaciones escasas, es decir, clima mediterráneo cálido y seco.

Es uno de los árboles más resistentes a la sequía. Cuando ésta es intensa permanece en estado de reposo desarrollando pocas hojas y no dando frutos.

Es muy poco exigente en suelos (crece en los pedregosos y áridos), pero para dar cosecha de calidad los requiere con alto contenido en calcio y que no sean demasiado húmedos. Es árbol muy sensible a la podredumbre radicular.


Plantación:

Los marcos empleados son muy variables.

En cultivo extensivo, marco real de 8 x 8 y actualmente, en cultivo intensi vo con marcos de 5 x 5 o aún más intensos si se ponen higueras sólo, ya que lo más frecuente es asociar este cultivo con al mendros o granados.

La tendencia actual es plantar espeso, con mayor número de árboles por unidad de superficie, con el fin de lograr mayores producciones unitarias, con más facilidad de recolección al ser los árboles más pequeños de copa.

No obstante sigue habiendo muchos árboles en hileras, puestos en los márgenes de los bancales dedicados a otros cultivos, con portes elevados al estar en marcos anchos y beneficiarse de operaciones culturales que se prodigan a los cultivos básicos, tales como cítricos, almendros u hortícolas diversos.


Poda:

Es una especie frutal que requiere pocas podas y aclareos. Las higueras sueltas o «marginales» apenas si se podan. Solamente se le cortan las ramas secas o estropeadas.

En las plantaciones regulares o uniformes es aconsejable:

*Realizar limpias periódicas (especie de aclareo de ramas), procurando siempre evitar que las higueras crezcan excesi vamente y los frutos no se puedan recoger desde el suelo, sin necesidad de subir a los árboles. Para ello cortaremos en enero, con hacha, las ramas demasiado altas.

*Eliminar algunos «ojos» (yemas) en enero-febrero, prác­tica llamada «desroñar», para favorecer el engorde de las bre vas situadas al final del tallo.

Las podas ligeras o nulas favorecen la producción de bre­vas de junio-julio, pero perjudica la cosecha de higos de otoño, pues hay una cierta incompatibilidad entre ambas producciones. Por ello las breveras no suelen cultivarse para higos frescos o para secar.


Fertilización y riego:

Las higueras no suelen abonarse directamente. Se benefician enormemente de los elementos nutritivos que se incorporan para fertilizar los cultivos asociados. El árbol agradece mucho el abonado nitrogenado en cuanto a su desarrollo vegetativo pero los frutos, aunque aumentan de tamaño, pierden calidad en lo referente a su sabor y conservación.

Como ha quedado ya indicado, la higuera tolera bien la sequía, antes bien le perjudican los excesos de humedad.

Sin embargo es conveniente darle un riego en invierno en climas de inviernos secos y sólo si el año es muy seco volveremos a regar a primeros de marzo para favorecer el engorde de las brevas y en julio para mejorar el tamaño de los higos, de in teresar esta cosecha.

No debe olvidarse que los riegos aumentan el calibre de la fruta pero perjudican su calidad. Cuanto más sequía padezca la higuera, dentro siempre de ciertos límites, más dulces serán los frutos.

La asociación granado-higuera no es aconsejable, precisa mente porque los granados requieren riegos frecuentes en épocas que no conviene dárselos a la higuera.

De asociar patatas a las higueras, es preferible emplear variedades tempranas para que el último riego se dé como máximo en abril-mayo.

Es conveniente dejar un margen de tierra a cada lado de las hi gueras para evitar las humedades excesivas al regar las patatas.

La higuera tolera bastante bien la salinidad de las aguas, más que los cítricos y el almendro, pero algo menos que el granado. Se pueden emplear perfectamente aguas con 2 gramos de cloruro sódico por litro.


Plagas:

- Caparreta o Cochinilla

- Mosca del higo (Lonchaea aristella Beck)

- Barrenillo (Hypoborus ficus)


Enfermedades:

- Podredumbres radiculares

- Virosis (Virus del mosaico)


Multiplicación de la higuera:

Se reproduce por acodo y esqueje, enraizando fácilmente.

Su multiplicación es muy sencilla partiendo de estacas. Por ello, en la práctica, los agricultores no suelen comprar barbados a los viveros, sino que plantan directamente con estacas ramifi cadas que obtienen de sus mismos árboles, eligiendo las higueras mejores, de la variedad que desean reproducir.

Es preferible sacar las estacas de ramas laterales ya que las centrales (chupones) originan higueras con excesivo vigor que perjudicaría la normal fructificación. Cuanto más grandes son las estacas empleadas, más rápidamente se desarrollarán las higueras y por tanto en menos tiempo se obtendrán producciones.


Injertos:

La práctica del injerto sólo puede tener algún interés para cambiar de variedad las higueras ya establecidas. Para ello en el invierno se desmochan las higueras por encima de la cruz.

En la primavera salen fuertes chupones que pueden ser injertados en junio de ese mismo año o del siguiente de yema, bien de escudete, bien con chapa o placa.

El injerto es, no obstante, muy poco frecuente, ya que la higuera tiene un crecimiento tan rápido que mejor que cambiar de variedad por injerto es aconsejable volver a plantar con estacas la variedad que se desee.


El fruto de la higuera es el higo que es de color verde, púrpura o azulado y de tamaño variable. Requiere un clima templado, no soporta bien las temperaturas bajas, aunque si aguanta períodos largos de sequía.

Algunas higueras cultivadas producen dos cosechas de higos, una de brevas en primavera, de mayor tamaño, y otra de higos en otoño.

Los frutos pueden comerse crudos o secos. En la zona de la Alpujarra se fabrica "pan de higo".

Un higo contiene muchas calorías y es de fácil digestión.

Los higos calman la fuerza nerviosa, el mosto, cocido en arrope, favorece la digestión, evacua el estómago y se recomienda para trastornos de la vejiga urinaria.

El primer fruto de la higuera producido a finales de la primavera recibe el nombre de breva. Su piel fina y su sabor, es similar a la de los higos aunque no son tan dulces como ellos.

El higo, contrariamente a lo que se piensa, no es un fruto.

Es un receptáculo carnoso denominado 'sicono' en forma de pera que sirve de soporte a las flores masculinas y femeninas que originarán pequeños frutos denominados 'aquenios' que vulgarmente llamamos pepitas. Es por tanto una infrutescencia.

La parte carnosa y dulce del higo o sicono corresponde a las flores que después de la fecundación se hinchan y se vuelven carnosas.

Existen higueras bíferas o reflorecientes que dan dos cosechas al año.

Una primera, al iniciarse el verano (las brevas); y otra, hacia octubre, los verdaderos higos.

Otras higueras dan solamente higos y no son reflorecientes.

También existen higueras monoicas que producen flores masculinas y femeninas en el mismo árbol y por ello no suelen necesitar artilugios fecundadores.

Pero existen otras higueras, dioicas, en que las flores hembras están en un árbol y las flores machos (cabrahígos) en otros.

La fecundación (que puede no ser necesaria) se consigue acercando ramas de cabrahígos a las ramas con flores femeninas.

Un pequeño insecto, denominado "blastófago", pasa de las flores masculinas y fecunda, con el polen que lleva adherido a su cuerpo, las flores femeninas.

De todas formas, hay flores femeninas que se desarrollan partenocárpicamente.

Todos estos complejos mecanismos permitieron en la Biblia hablar de la "higuera maldita", que se negaba a dar frutos.

Por tanto, hay higueras que no dan higos si no han sido fecundadas las flores femeninas por insectos (Blastofaga psenes) con polen de higueras silvestres; si no hay cabrahígos cerca, se cuelgan ramilletes de higos machos procedentes de otras higueras en sus ramas.

Otras higueras, entre las que están las que se cultivan actualmente, no necesitan tal aportación.

Se puede decir que los árboles con flores femeninas producen frutos comestibles y los que producen masculinas y femeninas en los que se produce la reproducción del cirife de los higos (Blastofaga psenes), que polinizara a los demás.

Se dan higueras con tres generaciones de inflorescencias en el mismo árbol.

De los del verano son las brevas, los de primavera sirven para polinizar, y los invernales, se dedican a la reproducción de los higos.

Tiene dos fructificaciones: la primera la constituyen las brevas, que nacen en invierno, en las axilas de las hojas.

Cultivo de higos o brevas

Resiste grandes periodos de sequía.

Sensible a las heladas.

Prefiere los suelos secos y pobres y tiene una gran producción de frutos.

Los terrenos amplios y ricos en humus, los más favorables para producir higos o brevas.

La higuera no podría ir colocada en un espacio que sería susceptible de molestar a otros vecinos (casos de chalets adosados), puesto que el crecimiento de la higuera es muy difícil de controlar y es capaz de levantar el pavimento.

Así que, o bien lo plantamos libremente, si es que disponemos de bastante terreno, o restringimos sus raíces para ubicarlo en un terreno menor logrando producir más higos.

Para delimitar el espacio ocupado por las raíces plantamos la higuera dentro de un recipiente grande o en el interior de una caja de hormigón de unos 30 cm de profundidad y con el fondo cubierto de piedras.

El terreno más apropiado es aquel rico en humus y húmedo aunque bien drenado, de ahí la utilización de las piedras que evitan que el agua se estanque.

Las higueras pueden plantarse con semillas o mediante injerto, pero es recomendable escoger árboles de vivero de unos dos años. Además sería conveniente sujetarlos con una estaca y revisar la atadura cada año para que no estrangule el tallo.

En primavera realizamos el abono con fertilizante y estiércol. Es a partir de esta estación y hasta otoño la época en la que florece este árbol cuyas flores amarillas no visibles se convertirán en la primavera siguiente en el fruto. Si las condiciones son especialmente favorables (muy cálidas), los frutos se podrán recoger en septiembre.

Normalmente, las higueras toleran una amplitud muy ancha de riego, y en el caso de que hayamos restringido las raíces para que el árbol no crezca demasiado y produzca más frutos (higos o brevas), es conveniente regarlas con frecuencia.

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