domingo, 12 de diciembre de 2010

LEYES DE CURACIÓN POR MEDIO DE LOS ALIMENTOS

 


En la medicina natural es muy popular un dicho hipocrático: “Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento”. Este proverbio bien entendido ha sido, es, y puede ser para muchas personas un camino nuevo hacia la verdadera salud sin necesidad de recurrir a la medicina medicamentosa química con sus mortíferos efectos secundarios en muchos casos.

El doctor Bernard Jensen, una autoridad mundial en el campo de la Medicina natural, la Iridología y la búsqueda de la Salud integral a través de la naturaleza, durante el pasado siglo siempre se esforzó por ponerlo en práctica al tratar con sus miles de pacientes, con excelentes resultados como así lo testifican tanto sus pacientes, como sus más allegados colaboradores y, cómo no, sus excelentes libros sobre Medicina natural.


Animo a todos aquellos interesados por una salud completa, los utilicen como referencia para saber como combatir las enfermedades, y como encontrar remedios a sus dolencias. Entre estos libros destacamos: “Mi sistema naturista”, “La naturaleza tiene el remedio”, “Jugoterapia”, “La limpieza de los tejidos a través del intestino” y uno de sus últimos libros “Cuerpo radiante”.

“Las leyes de curación por medio de los alimentos” sirve de índice, para una serie de estudios sobre las leyes que deberíamos tener en cuenta al usar la nutrición como medida terapéutica pero basándonos en las leyes o normas que el doctor Bernard Jensen elaboró.

No se puede decir que los alimentos de por sí sean la panacea que lo cura todo; pero sí asegurarles que sin un cambio en la alimentación todo lo demás perderá su eficacia.

A continuación se enumeran las leyes que el doctor Jensen nos aconseja a seguir. A continuación se analizan una a una y se explica el por qué de estas normas sobre alimentación así como su aplicación práctica. Como se verá no son meros caprichos de un “Naturópata ocurrente”, sino que tienen la base científica, la lógica que la naturaleza nos enseña, y la experiencia de más de 65 años al servicio de la salud de sus pacientes.


¡Gracias Sr. Jensen por sus inapreciables consejos!


Leyes de la alimentación de Bernard Jensen

1.   El alimento debe ser natural, completo, integral, puro y fresco.
Razón: mientras el alimento sea más próximo a lo natural más alto es su valor alimenticio.

2.   Debemos comer crudos por lo menos el 60 % de nuestros alimentos.
Razón: no porque tengan mejor sabor, sino porque son más beneficiosos. Los crudos nos proporcionan más vitaminas, minerales, enzimas, fibra, bolo intestinal, porque son alimentos "vivos" que se encuentran en la cima del valor alimenticio, si se seleccionan de forma adecuada.

3.   Debemos ingerir seis vegetales, dos frutas, un almidón y una proteína, cada día.
Razón: Las verduras contienen mucha fibra y minerales. Las frutas tienen alto contenido de azúcar natural y vitaminas.

4. Nuestros alimentos deben ser 80% alcalinos y 20% ácidos.
Razón: descubrimos que 80% de los nutrientes en la sangre son alcalinos y 20% ácidos. Para conservar la sangre como debe ser, seis verduras y dos frutas componen ese 80% de alimentos alcalinos que necesitamos, mientras que una proteína y un almidón son el 20% de alimentos ácidos.

5. Variedad: cambie de azúcares, proteínas, almidones, verduras y frutas de una comida a otra y de un día para otro.
Razón: cada órgano de nuestro cuerpo necesita un elemento químico más que otros para mantenerse sanos.

6. Coma con moderación.
Razón: las personas que han llegado a edades como los 120 años pesaban lo mismo que cuando tenían veintitantos años.

7. Combinaciones: separe los almidones y las proteínas.
Razón: tome sus proteínas y almidones en diferentes comidas, no porque no las digiera bien juntas, sino porque así podrá comer más frutas y verduras en cada alimento.

8. Tenga cuidado con el agua que toma.
Razón: la mayoría de los sistemas públicos de agua tienen alto contenido de sustancias químicas debido a que las fuentes de agua subterránea se encuentran cada vez más contaminadas.

9. Cocine en utensilios que requieran poco calor y poca agua; cocine con poca agua o sin agua y no hierva demasiado.
Razón: la alta temperatura, cocinas con agua y la a exposición al aire son los tres principales eliminadores de nutrientes. el medio más eficaz para cocer los alimentos y preservar su alto valor alimenticio, es cocinar a fuego lento en ollas de acero inoxidable con tapas de cerrado hidráulico. Para cocer al horno utilice cacerolas de vidrio con tapa. También le recomiendo usar la olla de barro, ya que ofrece otro método de cocinar a baja temperatura.

10. Si le gusta comer carne, coma ave de corral y pescado, áselos al horno o a la parrilla, pero no lo consuma más de tres veces a la semana.
Razón: asar al horno o a la parrilla, lejos de ser un método de cocina perfecto, es al menos más aceptable en los que se refiere a conservar más valor nutritivo. Cueza a la temperatura más baja para retener la mayor parte del valor alimenticio.

11. Evite comer en exceso uno o algunos alimentos en su dieta.
Razón: el exceso de uno o varios alimentos puede proporcionar demasiada cantidad de determinados elementos químicos en el cuerpo, ocasionando irritación, inflamación o posibles alergias.

12.  No omita alimentos importantes.
Razón: nuestra salud está determinada tanto por lo que no comemos por lo que comemos, lo que puede originar insuficiencias nutricionales que lleven a futuras enfermedades.


1. El alimento debe ser natural, integral, completo, puro y fresco.

Razón: mientras el alimento sea más próximo a lo natural, el estado creado por Dios, más alto es su valor alimenticio.

El alimento debe ser natural

Como Jensen nos recuerda nuestra alimentación debe estar formada por alimentos naturales, es decir, tal y como la naturaleza, o el Creador nos lo presenta. Entender esto es importantísimo. En la naturaleza no encontramos árboles que nos den pizzas. No vemos embutidos colgando de los árboles o saliendo de la tierra. Lo que observamos es que la naturaleza nos ofrece frutas, verduras, hortalizas, semillas de árboles, etc. Estos deberían ser nuestros principales alimentos y no los elaborados por nosotros.

Como dijo en una ocasión el mismo Jensen, “no hay alimento que fabrique el hombre que pueda superar al que Dios ha creado”. En los alimentos que Dios ha creado tenemos todo lo que necesitamos.

Además en la naturaleza no observamos que los animales tengan que cocinar para alimentarse. No lo necesitan para vivir. ¿Y nosotros? ¿Es que Dios o la naturaleza se han equivocado con los humanos y no nos han hecho una tortilla de patata, un guisado de lentejas o un asado de solomillo? La cocina es un atraso y una pérdida de tiempo. Por favor, entiéndanos, no queremos decir que no se pueda o deba usar la cocina. Seamos razonables, por supuesto que sí. Pero si usted está enfermo aléjese lo más posible de la cocina y acérquese a los alimentos crudos o naturales como Dios los creó.


El alimento debe ser integral

Los alimentos naturales son integrales, es decir, no están refinados, blanqueados o pelados y, por supuesto son más nutritivos. No hace falta por lo tanto pelar una manzana o un pera. Si desea beneficiarse del poder total del los alimentos cómalos integrales. No queremos decir que se coma la cáscara del plátano o el hueso del albaricoque, pero sí que hasta donde sea posible rechace lo blanqueado (azúcar, harinas y sal refinadas, etc.) lo pelado, lo mutilado por las multinacionales de la alimentación. Jensen nos recuerda que los animales a los que se les dio alimentos desnaturalizados, pelados y refinados enfermaron debido a que se suprimió los elementos bioquímicos y el alimento ya no estaba completo, como Dios lo creó para nosotros.


El alimento debe ser completo

Aunque está estrechamente relacionado con lo integral; sin embargo, aquí podemos hacer una observación también muy importante. La naturaleza solo nos ofrece alimentos completos. Por ejemplo, un naranjo no produce zumo de naranja, sino naranjas completas. Un olivo no produce aceite de oliva, sino olivas. Un cereal es integral. Cuanto más completo sea el alimento que comamos más saludable y nutritivo será. De modo que si deseamos tener salud consumamos alimentos completos.

¿Quiere esto decir que estamos en contra del aceite de oliva o el zumo de naranja? Por supuesto que no. Al contrario, son jugos de los que podemos sacar un beneficio extra. Si además de nuestra alimentación natural, integral, completa añadimos zumos de frutas o verduras o aceites de cultivo biológico de primera prensión es como si estuviéramos dando a nuestro organismo un “abono” especial, o extra, que nos permitirá mantenernos saludables. Sería como suplementos nutricionales naturales.

Pero piense un poco, imagínese que solo se puede alimentar o de aceite de oliva o de olivas completas ¿cómo viviría usted más tiempo, tomando aceite de oliva, o las olivas completas? Sin lugar a dudas tomando las olivas o las aceitunas, ya que estas poseen unos nutrientes (vitaminas y minerales) y fibra que el aceite de oliva no posee. Lo mismo diríamos de los demás jugos.

Sin embargo, los jugos tienen una importancia excepcional cuando estamos enfermos. Deberían ser los principales alimentos que tendríamos que consumir para permitirnos tomar ciertos nutrientes y lavar o limpiar al organismo de las innumerables toxinas responsables de nuestra enfermedad.


El alimento debe ser puro

El doctor Jensen con esto nos quiere enseñar que si deseamos tener salud debemos evitar todo el arsenal de productos químicos que se añaden a los alimentos: conservantes, espesantes, edulcorantes, pesticidas, etc., etc. Recuerde que el uso de estos productos químicos solo beneficia a las multinacionales de la alimentación para que sus materias primas no se les echen a perder. A nosotros no nos benefician en nada; al contrario son gran parte del problema del número cada vez creciente de enfermedades alérgicas y degenerativas que existen.


El alimento debe ser fresco

Aquí también podemos hacer una reflexión importante. De nuevo la naturaleza nos enseña si somos un poquito observadores. Por alimento fresco deberíamos entender, el alimento que está en su estado más óptimo de ser consumido. Es decir, debemos consumir alimentos frescos, vivos, recién cosechados, maduros; no alimentos que, aunque sean naturales, integrales y completos, ya hayan perdido parte de sus nutrientes por estar pasados, o por estar inmaduros, o recogidos ante de tiempo, o en un frigorífico una semana. En la naturaleza no hay frigoríficos. En la naturaleza no hay latas de conserva. De los árboles no cuelgan latas de mejillones, etc. Los animales salvajes no los necesitan para vivir en un ecosistema equilibrado. Solo nosotros, que nos creemos más sabios que el resto de la creación hemos fabricado utensilios (frigoríficos, microondas, cocinas, conservas) que en vez de ayudarnos a estar más cerca del alimento natural, nos alejan de éste.

Como habrán podido observar, las leyes de Bernard Jensen sobre la curación por la alimentación, cuando las vayamos analizando nos darán mucho en qué pensar.
Recuerden que los extremismos no son útiles. Lo importante es quedarse con los principios que hay tras estas leyes. No hace falta que seamos fariseos cargándonos con reglas estrictas sobre alimentación que nos amarguen nuestra existencia.
Los comentarios que hemos hecho sobre esta primera ley solo deberían servir para recordarnos lo que mejor nos conviene. Todos sabemos que un plato bien cocinado puede ser una excelente fuente de nutrientes y agradable al paladar. Un frigorífico nos puede ahorrar mucho tiempo que también podemos dedicar a otras cosas.
Pero no lo olviden, si usted desea estar saludable, si usted desea recuperar su salud ya que está pasando por una enfermedad, su alimento debe ser natural, integral, completo, puro y fresco.


2. Debemos comer crudos por lo menos el 60 % de nuestros alimentos.

Razón: no porque tengan mejor sabor, sino porque son más beneficiosos. Los crudos nos proporcionan más vitaminas, minerales, enzimas, fibra, bolo intestinal, porque son alimentos "vivos" que se encuentran en la cima del valor alimenticio, si se seleccionan de forma adecuada. 


Alimentos crudos

En nuestro examen de las leyes de la curación por los alimentos observarán que las 12 diferentes leyes se entremezclan entre sí, y a veces es difícil separarlas.
De hecho, esta segunda ley nos recuerda la primera, porque si un alimento es crudo quiere decir que es un alimento natural y completo como dice la primera ley (frutas, verduras, semillas de árboles, hortalizas, etc.). Por supuesto, el doctor Jensen no esté hablando de comer carne o pescado crudo. Para la mayoría de nosotros es algo repulsivo porque fisiológicamente no estamos diseñados para comer carne cruda como si fuéramos un animal salvaje (león). Además nos recuerda, que si debemos comer alimentos crudos, debemos alejarnos, como decíamos en la explicación de la primera ley, de la cocina lo máximo posible.


Por lo menos un 60% de alimentos crudos

En esta segunda ley, el Dr. Jensen nos recuerda que si deseamos curarnos de una enfermedad con la ayuda de la alimentación como terapia necesitamos comer al menos un 60 % de alimentos crudos. Cuando dice un 60 % lo que quiere decir simplemente es que más de la mitad de lo que comamos al día sea crudo. Y cuando nos dice “al menos” lo que nos quiere comunicar es que para mantenerse saludable o recuperar la salud perdida cuantos más alimentos crudos tome mejor. ¿Puede usted llegar al 80 %? Mejor para usted.

Hacemos la pregunta “hasta el 80%” porque en nuestra práctica diaria hemos podido observar que no todas las personas tenemos esa capacidad para adaptarnos a un tanto por ciento tan elevado. Sin embargo, conocemos a personas que son, no solo vegetarianos de alimentos crudos, sino frugívoros y son extraordinariamente saludables.


Esto hace surgir una pregunta: el hombre ¿omnívoro o vegetariano?

La mayoría de los antropólogos, biólogos y naturalistas reconocen que el ser humano es frugívoro. La morfología, anatomía y fisiología del hombre al ser comparado con los de otros mamíferos se relaciona más con los primates (orangután) que son también frugívoros. Esta comparación no es solo por su morfología general, sino por la anatomía y fisiología de los órganos digestivos.


D. Luis Vallejo Rodríguez, secretario de la Asociación Canaria y de la Asociación Ser Feliz – Viva la vida, en un artículo que publicó sobre alimentación trató este tema e hizo una recopilación sobre el punto de vista de los más famosos naturalistas. Entre estos incluyó los comentarios de John Ray, Carlos Linneo, Jorge Luis Leclerc, Alejandro Humboldt, Charles Darwin, Tomás Enrique Huxley, etc.
Todos estos naturalistas (no naturistas) coinciden en que la alimentación del ser humano deber ser frugívora o vegetariana. Por citar a uno de estos naturalistas, Tomás Enrique Huxley dijo: “La longitud del tubo digestivo del hombre es de 5 a 8,5 metros y la distancia entre la boca y coxis es de 50 a 80 cm., lo que da un cociente de diez, como el de los demás frugívoros y no de 3, como en los carnívoros, ni de 20 como en los hervívoros”.- “El único animal de morfología probablemente omnívora que existe es el oso el cual dispone de molares puntiagudos y de otros planos”.


¿Basta con proteínas vegetales crudas?

Algunos nutricionistas oficiales han criticado el uso exclusivo de albúminas o proteínas vegetales por parte de los ovo-lacto-vegetarianos y otros vegetarianos. Estos dicen que las albúminas animales poseen todos los aminoácidos esenciales y que, por tanto, son indispensables para el ser humano, mientras que las de los vegetales son carentes en algunos de estos (lisina, triptófano, etc.).

Estudios científicos, realizados con diferentes animales y con personas, han puesto de manifiesto lo siguiente:

1) Cada especie animal tiene su albúmina o proteína específica por la que puede sintetizar sus aminoácidos.
2) Que las necesidades de albúminas, tanto para el crecimiento como para la reparación, son exiguas.
3) Que el organismo solo puede fijar más albúmina en ciertos y determinados casos o circunstancias (crecimiento o formación fetal).
4) Satisfecha la “cuota de desgaste”, el organismo destruye todo el excedente de albúmina que se le proporcione.


Beneficios de los alimentos crudos

Volvamos a la ley de Bernard Jensen. La razón que él da es: “no porque tengan mejor sabor, sino porque son más beneficiosos. Los crudos nos proporcionan más vitaminas, minerales, enzimas, fibra, bolo intestinal, porque son alimentos "vivos" que se encuentran en la cima del valor alimenticio, si se seleccionan de forma adecuada.”


En efecto como nos recuerda esta ley:

Solo los alimentos vivos, crudos, recién cogidos tienen la máxima capacidad de regenerar moléculas para nuestra propia energía vital, indispensable para la curación.
Solo los alimentos vivos, crudos, recién cogidos nos darán las vitaminas, minerales y enzimas en su mejor estado posible (el natural, no el sintético de muchas vitaminas) para ser asimilados o absorbidos por nuestro organismo de modo que sean aprovechados al 100%.
Solo los alimentos vivos, crudos no perderán hasta un 85 % en algunos casos de las vitaminas y minerales por haber sido cocinados a temperaturas muy elevadas.
Solo los alimentos vivos, crudos nos librarán de la fiebre interna (aumento de pulsaciones, de calor corporal, de tensión orgánica) que producen los alimentos cocinados en exceso.
Solo los alimentos vivos, crudos, nos limpiarán nuestros sistemas y aparatos orgánicos, manteniéndonos libres de los tóxicos que envenenan nuestro cuerpo.
Solo los alimentos vivos, crudos nos proporcionarán la fibra, bolo intestinal para prevenir un sin fin de enfermedades (cáncer de colon, enfermedades cardíacas, estreñimiento, obesidad, etc.)


Un ejemplo de alimentos crudos: los brotes o germinados

Los brotes o germinados son de los alimentos más completos o nutritivos de los que disponemos. Los cambios químicos que se producen cuando una semilla germina nos dejan maravillados. Entre los beneficios de estos alimentos mencionamos:

Concentración de enzimas, que ayudan a una mejor asimilación y digestión.
Contenido extra de proteínas descompuestas en aminoácidos de fácil digestión.
Buena cantidad de clorofila (si las dejamos un día al sol después de estar germinadas) y hormonas.
Bajas en calorías, pues los hidratos de carbono y grasas se han utilizado durante el brote de la semilla.
Fuente abundante de vitaminas A, B, C y E. En el contenido de vitamina E del trigo aumenta un 300 % y de algunas de las vitaminas B entre un 20 al 600 %.
Nos libran de mucosidad pues la fécula se ha convertido en azúcar natural.


Conclusión

De modo que ¡ánimo! Le invitamos a que la próxima vez que se siente a la mesa se haga una abundante ensalada compuesta de (según la época del año): escarola, rábano, aguacate, manzana, zanahoria, olivas, tomate, corazón de alcachofa cruda, berros, brotes de alfalfa, etc.
Aderécela con un ajito muy picado, aceite de oliva de prensado en frío, cominos y una pizca de sal del Himalaya. Y si desea que su comida sea 100 % cruda añada 5 nueces y tendrá todas las proteínas que necesita. ¡Buen provecho!


3. Debemos ingerir seis verduras (vegetales), dos frutas, un almidón y una proteína, cada día.


Razón: Las verduras contienen mucha fibra y minerales. Las frutas tienen alto contenido de azúcar natural y vitaminas. El almidón proporciona energía y la proteína restaura y reconstruye células. Es una combinación balanceada de alimentos.
Como ya comentamos antes hay una relación estrecha entre algunas de estas leyes. En esta ocasión la tercera ley está muy relacionada con la cuarta que analizaremos en otro artículo.

En la tercera, que tenemos el enunciado arriba, el enfoque es desde el punto de vista de los principales nutrientes que necesitamos: hidratos, proteínas, vitaminas, minerales, grasas, etc.; mientras que en la cuarta ley el enfoque es desde el punto de vista de la alcalinidad o acidez de los alimentos.

Sin embargo, si hacemos una simple suma entendemos que 6 vegetales más 2 frutas son 8 (alcalinos); y un almidón más una proteína son 2 (ácidos); es decir, ya tenemos el 80 % alcalino y el 20 % de ácidos.


Debemos comer seis verduras

La sabiduría y la lógica de esta norma son demoledoras. Además de la clara tendencia hacia la alcalinidad para una recuperación de la salud por exceso de acidez, las verduras son la principal fuente de minerales y fibra. Los minerales son los componentes inorgánicos de la alimentación y se encuentran en la naturaleza pero sin formar parte de los seres vivos. Gracias a la transformación que sufren al ser absorbidos por los vegetales, de algo inorgánico, se produce un mineral orgánico y asimilable.


Las verduras y los minerales

Los minerales tienen una importancia vital en el correcto funcionamiento del organismo. Además de ser los “ladrillos” de los tejidos son necesarios para la síntesis de hormonas y las reacciones químicas en las que intervienen las enzimas. Por poner solo un par de ejemplos: el hierro es esencial para que la hemoglobina pueda realizar sus funciones de oxigenación celular. El zinc forma parte de 300 enzimas; es un potenciador del sistema inmune, interviene en la fertilidad y actúa como antioxidante. Para más detalles vea nuestra sección de Suplementos donde se explica con más detenimientos las funciones de algunos de estos minerales.


Los minerales los podemos dividir en:

1.   Macroelementos: Calcio, magnesio, potasio, sodio, cloro, fósforo, azufre y cloro.
2.   Microelementos: Hierro, manganeso, cobalto, cobre, yodo, zinc y flúor.
3.   Oligoelementos: Niquel, cromo, litio, silicio, selenio, molibdeno y muchos otros que también cumplen un papel en el correcto funcionamiento del organismo.


Las verduras y la fibra

Aunque los hidratos de carbono integrales poseen una excelente cantidad de fibra, las verduras son otra rica fuente de esta sustancia vital para nosotros.

Se han comprobado una relación directa entre la falta dietética de salvado con su fibra  en los alimentos y la aparición de problemas de cáncer de colon y de enfermedades cardíacas, lo que confirma la importancia de incorporar fibra a nuestra dieta, no solo para favorecer las digestiones y la formación y expulsión de las heces, es decir, combatir el estreñimiento, sino también como medida preventiva contra las enfermedades tan graves como son los problemas cardiacos (1º causa de muertes en Europa) y el cáncer de colon (que es el 2º tipo de cáncer que más muertes produce en Europa), y ya sabemos que el cáncer es la 2ª causa de muertes en todo el mundo.


Cuándo comer las verduras

El mejor momento es en la comida del mediodía o en la cena. Aunque son de los alimentos que mejor combinan con el resto hay que tener en cuenta la siguiente combinación:

Verduras u hortalizas verdes no feculentas: combina con oleaginosos o huevo o pan o un cereal o patata y con abundante ensalada.
Las puede tomar crudas, al vapor, asadas, cocidas, pero mejor no freírlas.


Debemos comer dos frutas. El azúcar natural (fructosa) y las vitaminas

La fruta y la fructosa

Como su propio nombre indica la fructosa es el azúcar principal de las frutas. Es un monosacárido y el más simple de los hidratos de carbono. Es el azúcar de más rápida y fácil asimilación.

La reactividad fisiológica de la fructosa hace que resulte un azúcar muy activo biológicamente. En efecto, es metabolizada rápidamente en el hígado por un sistema enzimático endógeno mediante la fructokinasa, sin necesidad de insulina. Esto permite que su valor nutritivo sea empleado por el organismo aun en casos en que el metabolismo de los glúcidos en la sangre sea anormal, de ahí que resulte un componente importante de las dietas para diabéticos, así como para pacientes con dolencias hepáticas, biliares e incluso del corazón.

La fruta y las vitaminas

Las vitaminas son sustancias alimenticias que no aportan energía. Son necesarias para el buen funcionamiento celular del organismo y actúan a dosis muy bajas; de 1 a 100 microgramos o miligramos al día según el tipo de vitamina. Al no poder ser sintetizadas en términos generales, salvo la vitamina D, debemos incorporarlas a nuestro organismo por medio de la alimentación.

Son necesarias para poder aprovechar los elementos constructivos y energéticos de las proteínas, azúcares y grasas, Tienen una función catalizadora: activan la oxidación de los alimentos, así como las operaciones metabólicas. Facilitan la liberación y utilización de la energía. Por poner un ejemplo gráfico, las vitaminas son como la chispa que prende el fuego.

Debido a todas estas funciones de las frutas, son una excelente fuente de energía y de sustancias nutritivas indispensables para la salud. Y como no, si la fuente es natural será mucho más asimilable que si tomamos las vitaminas aisladas o sintéticas.


Cuándo comer las frutas

El mejor momento para comer las frutas es en el desayuno o entre comidas. También se puede hacer cenas de frutas y leches vegetales. No las utilice de postre pues fermentarían al detener su digestión que es mucho más sencilla que la del resto de los alimentos.


Debemos tomar un almidón

Con relación a la ley que nos ocupa, como Bernard Jensen nos recuerda, el almidón proporciona energías. El glucógeno que nos proporciona el almidón sirve para el mismo propósito que el almidón en las plantas, es decir, almacena combustible en este caso en el hígado y en los músculos.


Cuándo comer el almidón

El mejor momento para comer este almidón que nos recomienda Bernard Jensen puede ser en el desayuno o al mediodía. En el desayuno en forma de muesli, por ejemplo. Al mediodía, después de tomar una buena ensalada y de verduras como segundo plato podemos añadir el almidón (arroz integral, patatas, copos de avena, pastas de espelta, pan de centeno o trigo, etc.).


Debemos tomar una proteína

Tomar una proteína al día es fundamental por las siguientes razones:

1.- Las proteínas constituyen el revestimiento exterior de los organismos animales vivos (piel, cuero, cabellos, etc.).

2.- Forman, la materia contráctil de los músculos y transforman la energía química en trabajo. No existe materia viva sin proteínas.

3.- Al fijar ciertos compuestos fosforados crean polos aniónicos fijados sobre las grandes moléculas, dispositivos que posen el poder de seleccionar los iones K+ y Na+ (potasio y sodio), siendo, pues, responsables, en parte, de los fenómenos de retención celular del K.

4.- Las proteínas aseguran, además, al retener el agua, la presión osmótica que permite la hidratación constante de las células.

5.- Finalmente, son susceptibles de adquirir funciones específicas, ya por sí mismas (hormonas, anticuerpos, etc.), ya fijando grupos proteicos (hemoglobinas, citocromo, nucleoproteínas, etc.).


Cuándo comer la proteína

En la comida del mediodía o en la cena. Siempre debe ir acompañada de abundante ensalada y verduras. No comer la proteína y el almidón en la misma comida. Entre las proteínas que podemos tomar están: las legumbres (soja verde, judía pinta, etc.) huevo, requesón o queso fresco, frutos secos o semillas de árboles, carne o pescado (para los no vegetarianos).

Si se come la proteína de noche, mejor a hora temprana y acompañada de ensalada.

Si se toma carne o pescado recordemos la ley número 10.

En efecto, como hemos visto, esta ley es una combinación balanceada de alimentos.


4. Nuestros alimentos deben ser 80% alcalinos y 20% ácidos.

Razón: descubrimos que 80% de los nutrientes en la sangre son alcalinos y 20% ácidos. Para conservar la sangre como debe ser, seis verduras y dos frutas componen ese 80% de alimentos alcalinos que necesitamos, mientras que una proteína y un almidón son el 20% de alimentos ácidos.


Razones para observar esta ley

La clave de esta ley está en el mantenimiento de un pH sanguíneo normal; es decir de 7,38 o 7,40 (ligeramente alcalino). Como sabemos el torrente sanguíneo tiene que nutrir y oxigenar todos nuestros tejidos y órganos; pero otra de sus funciones es recoger todos los desechos o residuos tóxicos que el propio metabolismo celular origina y, después pasar por diferentes órganos que depuren estos residuos. Entre estos órganos están el hígado, los riñones y los pulmones.

Si nuestra alimentación no es la adecuada debido a no seguir las anteriores tres leyes de Bernard Jensen sobre la nutrición y la curación entonces poco a poco de forma silenciosa pero malévola nuestros tejidos, órganos y sangre se acidificarán por un exceso de estas toxinas ácidas.

La sangre no es más que un reflejo de nuestros tejidos, y si tiene un pH ligeramente ácido es porque nuestros órganos tienen un pH ácido por las toxinas que se han ido acumulando en ellos.


Alimentos ácidos que acidifican la sangre

Bernard Jensen nos advierte que la principal razón por la que se acidifica la sangre es por la alimentación. Las proteínas y varios almidones en su composición, nitrógeno y carbono, respectivamente, forman ácidos y casi todos los desechos metabólicos del cuerpo son ácidos. De todos es sabido que la mayoría de las personas comen proteínas en exceso (carnes, pescados, huevos, legumbres, etc.).
Como estudiamos en la tercera ley, no se debería comer más de una proteína al día para mantener o recuperar la salud. Este exceso de proteínas en nuestra ingesta diaria es la razón de que el equilibrio ácido-base del organismo se rompa. Entre los hidratos de carbono más ácidos incluimos todas las harinas refinadas –en especial el trigo- y el azúcar blanco, otro de los principales acidificantes orgánicos.


Otros factores que acidifican la sangre y cambian el pH

Aunque el doctor Jensen se centra en la alimentación, sabemos que son muchos más los factores que pueden alterar el pH sanguíneo. Un disgusto, emociones fuertes, pensamientos negativos, estrés emocional, exceso de trabajo o actividad física, contaminantes externos (tabaco, drogas, humos, compuestos químicos, etc.), etc., son peligros para nuestra salud; y si los combinamos con la mala alimentación ya tenemos el cóctel explosivo y causante de tantas enfermedades crónicas.


Esfuerzos del organismo por mantener el equilibrio del pH sanguíneo

La sangre no puede bajar mucho de ese pH idóneo -7,38 más o menos-. Si bajara de esta cifra nos moriríamos. Sin embargo, seguimos viviendo y comiendo mal, y el cuerpo sigue adelante. Para evitar la muerte, si no suministramos al organismo los nutrientes adecuados, por medio de la alimentación o de suplementos nutricionales alcalinos, nuestro cuerpo se buscará la manera de sobrevivir, y una de esas maneras es robando minerales alcalinos (calcio, magnesio, potasio, sodio) de otras partes para mantener el equilibrio tan necesario. Los huesos y dientes son la fuente principal de minerales alcalinos (calcio y magnesio) que contribuyen a mantener ese equilibrio perdido.

Ahora entendemos porque tantas personas sufren en la actualidad de problemas osteo-articulares. Sí, su osteoporosis le está salvando la vida.


La alimentación alcalina y la recuperación de la salud

Recordemos que lo que estamos tratando es una ley de curación. De modo que si estamos enfermos (uremia, uricemia, colesterol, osteoporosis, artritis, artrosis, etc.) por un exceso de ácidos en nuestro organismo la clave como nos dice Jensen es seguir estas leyes de curación. Debemos cambiar nuestra alimentación y esforzarnos para que por lo menos el 80 % sea alcalino.


Alimentos alcalinos

Todas las verduras, y si son de cultivo biológico mucho mejor porque así evitaremos los nitratos y pesticidas que nos acidifican. El tomate no tomarlo fuera de temporada pues es más ácido, y en su temporada siempre muy maduro. Entre las verduras también podemos incluir las algas por su aporte de minerales alcalinos (calcio y oligoelementos).

Todas las frutas siempre que estén maduras. No nos preocupemos por los cítricos (limón, naranja, lima), al ser digeridos en el estómago se transforman en sustancias alcalinas. Por supuesto, siempre será mejor tomar las frutas de la temporada y de cosecha reciente.


Los jugos de frutas y verduras

Otra excelente manera de limpiar nuestro organismo de los ácidos es tomando estos mismos alimentos pero en jugos. Su concentración en minerales alcalinos será superior. Será como un lavado interno que poco a poco irá reduciendo la acumulación de ácidos (úrico, por ejemplo). La licuadora de su casa es uno de sus mejores amigos. Pero no olvide la ley primera.

A la hora de tomar jugos separe los de verduras de los de frutas. No combinan bien. Solo la manzana la podrá incluir en cualquier jugo.

Un jugo especial para la acidez es el siguiente: apio verde, perejil y patata (zona de la piel). Como su sabor no será muy agradable puede también usar una zanahoria.


Unas observaciones

No olvide que también hay que tomar ácidos, aunque por lo general de estos ya estamos bien servidos. Pero si está enfermo evítelos durante una termporada o lo que le recomiende su Profesional de Salud.

También puede tomar suplementos nutricionales alcalinizantes como un megamineral bien equilibrado.

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