jueves, 28 de octubre de 2010

ALIMENTOS FUNCIONALES




¿Qué son los alimentos funcionales?

En más de una ocasión, seguro que se ha encontrado en la tienda donde suele hacer la compra con alimentos tales como: enriquecido con omega-3, rico en calcio o en fibra, con fitoesteroles, etc. Pero, ¿qué hace funcional a un alimento? Responder esta pregunta proporciona la clave para poder comprender este nuevo y creciente segmento de la industria alimentaria.
Los conceptos básicos de la nutrición están experimentando un cambio significativo. En la actualidad, el concepto clásico de "nutrición adecuada", es decir, aquella que aporta a través de los alimentos los nutrientes (hidratos de carbono, proteínas, grasas, vitaminas y minerales) suficientes para satisfacer las necesidades orgánicas particulares, tiende a ser sustituido por el de "nutrición óptima", que incluye, además de la definición anterior, la potencialidad de los alimentos para promocionar la salud, mejorar el bienestar y reducir el riesgo de desarrollar enfermedades. En este ámbito aparecen los alimentos funcionales.

Es frecuente la celebración de congresos y reuniones científicas donde se trata este tema y al que se suma el interés de la industria del sector de la alimentación, que obtiene puntos de partida muy sólidos para el diseño y desarrollo de esta nueva gama de productos. El interés del papel benefactor para la salud que puede desempeñar el consumo de alimentos funcionales parte de estudios científicos que confirman la existencia de una fuerte relación entre los alimentos que se consumen y el estado sanitario poblacional y la prevención de enfermedades específicas.


¿Por qué un alimento se denomina funcional?

Un alimento se considera funcional porque, además de destacar por sus propiedades nutritivas, contiene ciertos elementos, cuyo consumo diario dentro de una dieta equilibrada contribuye a mantener o mejorar nuestro estado de salud y bienestar.

La dieta desempeña un papel determinante en todas las etapas de la vida y es un factor implicado en la prevención y tratamiento de muchas enfermedades, junto con unos hábitos de vida saludables; práctica regular de ejercicio, abandono de hábitos tóxicos (tabaco, exceso de alcohol) y disminución del estrés.

No existe una definición universalmente aceptada para los alimentos funcionales, al tratarse más bien de un concepto que de un grupo de alimentos. En Europa, el primer documento de consenso sobre conceptos científicos en relación con los alimentos funcionales fue elaborado en 1999 por un grupo de expertos coordinados por el ILSI (International Life Sciences Institute), según el cual "un alimento funcional es aquel que contiene un componente, nutriente o no nutriente, con efecto selectivo sobre una o varias funciones del organismo, con un efecto añadido por encima de su valor nutricional y cuyos efectos positivos justifican que pueda reivindicarse su carácter funcional o incluso saludable".

Entre algunos ejemplos de alimentos funcionales, destacan aquellos alimentos naturales que contienen ciertos minerales, vitaminas, ácidos grasos, fitoesteroles, fibra, sustancias antioxidantes, los alimentos modificados y enriquecidos en este tipo de sustancias y los probióticos como el yogur, que tienen bacterias vivas de efectos beneficiosos para la salud.


Historia.

Las virtudes que se atribuyen a determinados alimentos, que en la actualidad se denominan funcionales, no es algo tan reciente como parece, sino que su origen data de hace miles de años. Basta con recordar la frase propuesta por Hipócrates, "que la alimentación sea tu única medicina y que la medicina sea tu alimentación". Así mismo, en las culturas indígenas y orientales, las propiedades medicinales de los alimentos han sido una filosofía transmitida de generación en generación.


El origen de los alimentos funcionales

El término "functional food" surge por primera vez hace 14 años en Japón, donde actualmente los alimentos funcionales gozan de una gran aceptación y demanda. Este país fue pionero en establecer un sistema de aprobación para los alimentos funcionales, basado en resultados de investigaciones sobre los beneficios para la salud de productos concretos o de sus componentes. De este modo, en la década de los 80 se publicó la reglamentación para los "Alimentos para uso específico de salud" ("Foods for specified health use" o FOSHU), referidos a aquellos alimentos que contienen componentes que desempeñan una función favorable y específica en las funciones fisiológicas del organismo humano, que van más allá de su contenido nutricional.
En Europa, no fue hasta mediados de la década de los ochenta cuando tuvo lugar la creación de un proyecto relativo a los alimentos funcionales por un grupo de expertos coordinado por el ILSI (International Life Sciences Institute).



En abril de 1996 se celebró en Francia la primera reunión plenaria en la que se discutió el estado actual de la ciencia de los alimentos funcionales. De acuerdo a los resultados obtenidos, se establecieron diferentes áreas de aplicación de los alimentos funcionales: crecimiento y desarrollo, metabolismo y utilización de sustancias, defensa antioxidante, prevención y tratamiento de enfermedades o factores de riesgo cardiovascular, fisiología o función del tracto gastrointestinal, comportamiento y funciones psicológicas.
La segunda reunión plenaria tuvo lugar en julio de 1997 en Helsinki y se celebró una tercera en Madrid, a finales de 1998. El primer documento de consenso sobre conceptos científicos en relación con los alimentos funcionales fue elaborado en 1999.
Hoy día se sigue investigando para definir y obtener un mayor conocimiento acerca de los alimentos funcionales, sus propiedades y efectos sobre las funciones fisiológicas del cuerpo humano.


¿Y en el futuro?

Actualmente se comercializan en España alrededor de 200 tipos de alimentos funcionales, y los expertos calculan que este tipo de alimentos puede representar, para el año 2005, un tercio del mercado global de alimentos.
La necesidad de investigar más sobre este tipo de alimentos se debe a que la producción es más rápida que la investigación. Existen muchas cuestiones que todavía se desconocen; aún no se ha establecido si la cantidad de nutrientes de algunos de estos productos se absorben adecuadamente, ni qué cantidad debe tomarse para que se consiga un efecto positivo, ni si puede haber un riesgo de ingesta excesiva o toxicidad Por tanto, aunque los alimentos funcionales son susceptibles de mejorar la salud, hay que valorarlos en su justa medida y disfrutar de ellos sabiendo que, si bien no son la panacea para todos los males, resultan beneficiosos y aportan un complemento saludable a una dieta apropiada y a un estilo de vida activo.


La UE prepara una red de control de alimentos funcionales

La Unión Europea ha lanzado una nueva red de alimentos funcionales destinada a la industria alimentaria. Hasta el momento, la red ya ha evaluado unos 50 alimentos, entre ellos productos lácteos, cereales, refrescos, aceites, bebidas deportivas, verduras, carne y huevos.
Desde la UE está previsto ofrecer a las industrias del sector alimentario asesoramiento sobre los alimentos funcionales, como sus efectos sobre la salud o el mercado. Los responsables de la red esperan que se ponga en funcionamiento en breve y que tenga un periodo de actuación de tres años. Las destinatarias no sólo son empresas grandes internacionales, sino también empresas pequeñas, como proveedores regionales o nacionales de ingredientes y productos de alimentos como refrescos, productos de confitería, deportivos, aceites, productos al horno y cereales de desayuno.
La iniciativa responde al creciente interés comercial que envuelve a estos alimentos, provocado sobre todo por las conclusiones científicas sobre su influencia en la salud humana y la prevención de enfermedades crónicas. A pesar de que los productos funcionales se encuentran todavía en fase creciente y representan sólo un pequeño porcentaje del consumo total de alimentos, las estadísticas demuestran que se están generalizando cada vez más.


Las líneas de investigación actuales

La tendencia de hurgar en los alimentos básicos en busca de propiedades hasta hoy inauditas, para pasar a ser etiquetados como alimentos funcionales, interesa y mucho a la industria alimentaria y a los centros de investigación de bromatología y nutrición, y es por ello que cada vez son más numerosos los estudios acerca de los distintos componentes funcionales.


Los fitoestrógenos y fitoesteroles

La soja es un alimento que se encuentra en el punto de mira de la industria alimentaria en los últimos años. El interés se centra en el contenido de isoflavonas, un tipo de fitoestrógenos, y la posibilidad de incluir estas sustancias en bebidas, refrescos o yogures, e incluso en el pan. Su condición de fitoestrógeno apoya el empleo de la soja en los esquemas dietéticos de mujeres para paliar los síntomas de la menopausia y con vistas a disminuir el riesgo de osteoporosis, entre otros trastornos. Los ésteres de esteroles vegetales también son componentes vegetales, de la familia de los fitoesteroles, con gran proyección en la prevención de enfermedades. Desde Finlandia llegaron los primeros estudios que confirmaban el papel de estas sustancias como protectoras frente a trastornos cardiovasculares. Estos componentes, a día de hoy, se incluyen en margarinas y yogures.


Los fructo-oligosacáridos

En múltiples universidades y centros de investigación se estudia el papel de los fructo-oligosacáridos por su capacidad de influir en la proliferación de bifidobacterias en el intestino.


Los polifenoles

Congresos y simposios nacionales e internacionales acogen a grupos de expertos que presentan los últimos estudios realizados sobre los efectos positivos de los polifenoles, sustancias antioxidantes que contribuyen a la reducción de los fenómenos oxidativos. Estos componentes abundan en numerosos vegetales, como frutas, verduras, cereales de grano entero, chocolate negro, así como en el vino y la cerveza.

Los ácidos grasos omega 3

Hasta el momento, son abundantes los estudios que han demostrado los beneficios de los ácidos grasos Omega 3 (en especial, los denominados ácidos grasos de cadena larga EPA y DHA), para prevenir enfermedades cardiovasculares, diversos tipos de cáncer, enfermedades inflamatorias y de la piel. Esto abre nuevas vías de investigación para determinar los efectos con productos alimentarios enriquecidos con estas sustancias.


Información al consumidor

Debido al creciente interés por los alimentos funcionales, la Unión Europea, a través de un organismo denominado FUFOSE (Functional Food Science in Europe), va a regular las alegaciones sanitarias, es decir, la información dirigida al consumidor sobre los efectos favorables que este tipo de alimentos ejercen para la nutrición y para la prevención de enfermedades.
Los fundamentos científicos para considerar como funcionales a diversos alimentos deben ser consistentes, y es función de los expertos en nutrición divulgar las propiedades saludables bien demostradas de todos y cada uno de los alimentos funcionales, naturales o transformados.
En este sentido, están teniendo lugar numerosas acciones formativas e informativas en distintos países para tratar de dar un enfoque unitario al tema de los alimentos funcionales.
Así, en septiembre de 2003, se reunió en Madrid, en la sede de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESA), el Foro Consultivo-Científico de la EFSA (European Food Safety Authority), formado por los máximos responsables de la seguridad alimentaria de la UE. Entre los temas que se discutieron en la reunión destaca uno impulsado por España: la apertura de un debate en el Comité Consultivo sobre los alimentos funcionales.
Por otra parte, y con objetivo de informar al consumidor sobre las cuestiones más frecuentes relacionadas con este tipo de productos, en nuestro país se ha editado recientemente la "Guía de Alimentos Funcionales". Así informaron sus responsables: la Confederación Española de Consumidores y Usuarios (CECU), la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) y el Instituto Omega 3 de la Fundación Puleva. Los contenidos de la guía, que se difundirá a través de las diferentes asociaciones agrupadas en CECU para llevar a cabo una campaña de información de ámbito nacional, han sido consensuados por un grupo de expertos en nutrición.

No hay comentarios:

Publicar un comentario