domingo, 21 de noviembre de 2010

El "Lenguaje Materno" de las flores

 


Algunos de los casos de estudio mas notables en la terapia de esencias florales, son los que involucran niños. Los terapeutas señalan que cuando se eligen las esencias apropiadas los niños responden en forma positiva y extraordinaria generalmente en un periodo mucho más corto que los adultos. Los mismos niños muestran un enorme entusiasmo por estas pociones mágicas a menudo recordándoles a los padres la hora en que deben tomarlas.

Tal vez las esencias trabajan con tal eficacia en los niños debido a que ellos están mas abiertos y receptivos a influencias sutiles. Los remedios florales pueden llegar a aliviar muchos síntomas físicos pero su mayor énfasis radica en los estados más sutiles del ser humano referidos a menudo como el alma humana. El Dr. Bach requirió un reconocimiento fundamental en todo el trabajo curativo esto es que cada ser humano, "...tiene un Alma que es su verdadero Yo".

Un entendimiento de la importancia del alma parece especialmente significativo en el trabajo terapéutico con niños. Mientras los mismos pueden parecer pequeños, en cuanto a estatura física y sólo capaces de dominar gradualmente las fuerzas de sus cuerpos, podemos con seguridad imaginar todo un maravilloso y sublime universo rodeando a cada niño. Como el poeta Wordsworth expresó tan perfectamente, "...Mas siguiendo nubes de gloria venimos; de Dios quién es nuestro hogar. El cielo nos rodea en nuestra infancia".

No hay duda entonces de que la flor puede ser la base de tan maravillosa terapia para los niños (y el niño que todos nosotros llevamos dentro). La flor es la parte de la planta que parece estar esforzándose amparada por el cielo hacia el sol, adornada por un ropaje celestial de forma color y fragancia. La delicadeza y pureza de las plantas florecientes sugiere que la misma Naturaleza está dotada de alma. Ella está allí para proveer una especie de manto o "alma madre" para nuestro desarrollo interior y desenvolvimiento. La Naturaleza es más que la mera conglomeración física de formas y procesos. Su "matriz" es una fuente de vida esencial para la alimentación del alma, así como también del cuerpo físico.

Los niños (incluso el que todos/as llevamos dentro) tienen una necesidad especial de estas fuerzas maternas de la Naturaleza, la cual protege nutre y guía el desarrollo de su yo interior En nuestra cultura tecnológica moderna muchos niños reciben un shock cuando penetran en un ambiente donde las cualidades de la Naturaleza son crecientemente alteradas. Hay muchas formas de ayudar a los niños para el desarrollo armónico de sus fuerzas internas en el mundo físico. Tal vez una de las más suaves y adecuadas sea una terapia natural basada en el "lenguaje materno" de las flores.



Usando las esencias Florales con niños


Las esencias florales deberían ser vistas en el contexto de una aproximación total al cuidado del niño que incluye un ambiente de apoyo y amor en el hogar y la escuela, nutrición sana, y atención terapeutica calificada. Terapeutas profesionales especializados en niños utilizan los remedios florales, y su reputación de suavidad y seguridad los ha hecho una parte indispensable del botiquín del hogar.

Las esencias florales son presentadas en frascos de concentrados. Dos a cuatro gotas del concentrado pueden ser mezcladas en un cuentagotas de vidrio de 30 ml. con agua mineral. Generalmente se toman internamente, aunque especialmente en los niños, dada su receptividad, pueden aplicarse directamente a la piel, o ser mezcladas con cremas o bálsamos. Mezclar 10 a 15 gotas del concentrado en el baño tibio es una excelente forma de usar los remedios, especialmente cuando el niño precisa ser calmado o alentado. Las esencias trabajan con mayor efectividad cuando se toman a intervalos rítmicos, al menos = hora antes de comer.
El ritmo standar es de cuatro tomas diarias, siendo las dos veces más importantes a la mañana temprano y justo antes de dormir. En situaciones de emergencia, la frecuencia puede ser incrementada incluso hasta una toma cada media hora. La cantidad ingerida normalmente por aplicación es de cuatro gotas del preparado, aunque muchos terapeutas manifiestan que dos gotas es suficiente para los niños.

Los adultos deberían ser conscientes de las cuestiones del alma que las esencias representan, pero esto no es válido para los niños. No es necesario, e incluso puede ser dañino, "explicar" las esencias en términos psicológicos. Los más pequeños se sienten cautivados por la idea de tomar gotas de las "flores que hacen aparecer las hadas". En realidad, creemos que los remedios florales son mensajes maravillosos del mundo elemental, un tipo especial de "cuento de hadas" en forma líquida (en el sentido poético). Las esencias florales pueden convertirse fácilmente en parte del ritual del cuento para dormir, o al despertar, acompañadas de una vela encendida, o cantando una simple canción a la Naturaleza. Mientras el niño va creciendo, los padres o los terapeutas pueden querer potenciar la acción de las flores con historias que desarrollen artísticamente los temas claves indicados por los remedios, tales como el coraje, sinceridad, o aceptación social.

Decidir qué remedios utilizar con el niño es relativamente sencillo para las situaciones de emergencia o más externas, aunque se requiere una sensibilidad mayor cuando se trata de aproximarse a niveles más internos del alma del niño. Puesto que las esencias no son drogas medicinales, no actúan abrumando la conciencia. En cambio, presentan una impresión etérica, un tipo de cuadro arquetípico para la vida interna del niño, el cual actúa como catalizador. En la medida que el remedio realmente responda a la necesidad interior del niño, podrá realizar su efecto hacia afuera. En este aspecto, las flores son el opuesto de las formas de modificación de comportamiento externas o contemporáneas. Las esencias florales presentan una posibilidad sin precedentes de efectuar una terapia segura, no intrusiva, pero también requieren de un mayor nivel de compasiva perspicacia por parte del que selecciona los remedios.

Puede resultar bastante beneficioso usar algún tipo de conciencia reflexiva o afinación interna que construya un puente con la vida emotiva del niño. Una terapeuta nos ha manifestado que obtiene notables resultados no eligiendo los remedios inmediatamente. En cambio, ella compone un cuadro interno o se pregunta acerca del niño antes de ir a dormir. A la mañana siguiente, se levanta con un sentido intuitivo del remedio correcto que debe utilizar. Algunos padres se sienten en estado meditativo acerca de su hijo que duerme, y sostiene una conversación con sus niveles profundos de conciencia. Aunque puede reunirse información útil acerca del niño, deberían evitarse las entrevistas excesivamente formales. Juego creativo, dibujo, u otras actividades artísticas guiadas, pueden dar una información muy significativa acerca de la vida espiritual del niño.

Es vital para el padre o el terapeuta lograr una plena conciencia de los momentos del desarrollo que el niño está enfrentando. Al igual que las plantas, la vida humana contiene algo oculto y misterioso, que solamente puede ser desarrollado a tiempo mediante cariño y nutrición adecuados. Aunque muchos curadores y científicos sociales han contribuido a nuestro entendimiento de las necesidades especiales del desarrollo del niño, tal vez el Dr. Rudolf Steiner, fundador de las Escuelas Waldorf, nos dé la visión más profunda y viva del proceso de encarnación del niño. Steiner comprendió que la vida humana progresa en ritmos de siete años siendo los más cruciales y sublimes los primeros siete años. Liberado del envoltorio protector que significa el cuerpo de la madre, el pequeño precisa un ambiente de nutritivo calor y armonía. A través del ejemplo y la imitación, el niño aprende literalmente a desplegar su cuerpo físico en la postura vertical, así como también las fuerzas del discurso, hacia un reconocimiento de su propia individualidad o "Yo". Con el cambio de dientes, el niño entra en un nuevo periodo de siete años que le suministra posibilidades de aprender a través de fuerzas espirituales tales como la veneración por los demás, y la reverencia por los secretos y bellezas de la Naturaleza. Los años medios de la niñez requieren de un medio dotado de actividades artísticas y oportunidades sociales, fomentando una vida profunda y rica en sentimientos. Sólo después de haber desarrollado las fuerzas de resolución del cuerpo físico, y las fuerzas sentimentales del corazón, el niño podrá encontrar de una manera saludable las facultades de pensamiento abstracto y juicio, independiente del tercer período de siete años, correspondiente a la adolescencia.

La travesía del niño por los ritmos o periodos de la vida es una materia atrapante que no puede ser discutida en profundidad aquí. Esperamos, sin embargo, que cada padre o terapeuta que use los remedios florales reflexione especialmente en cuanto a lo anteriormente expresado. Al formarnos un cuadro preciso del próximo paso del desarrollo del alma del niño, podemos elegir las esencias florales con mayor exactitud y habilidad.

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